Pitana le anuló tres goles a Flamengo, que igualó con Gremio en la Copa Libertadores
Fue 1 a 1 y el Mengão quedó mejor parado para la revancha de semifinales, el 23 de octubre en Río de Janeiro. Además hubo una jugada polémica por una patada de Michel.
La Copa Libertadores está en su última etapa. Solo quedan cuatro equipos en busca del torneo más importante del continente. A esta altura, cualquier detalle puede cambiar la historia. El martes, River derrotó a Boca 2 a 0 en el Monumental en la ida. Un día después, y por el otro lado del cuadro, Gremio y Flamengo empataron 1 a 1, con goles de Bruno Henrique y Pepé.
Fue un partido marcado por el VAR. Néstor Pitana le anuló tres goles (dos bien, uno dudoso) a Flamengo, dos en el primer tiempo y uno en el segundo. Además el árbitro argentino quedó en el medio de la polémica por no haber expulsado a Michel, que pegó una dura patada.
Flamengo era el dueño del partido. Gremio retrocedía cada vez más. El local quería jugar de contra, pero el conjunto de Río de Janeiro adelantaba su última línea, hacía un equipo corto y no le dejaba espacios para correr.
A los 39, Pitana tuvo que volver al VAR por una dura patada de Michel, que fue amonestado. Pudo haber sido roja. El primer tiempo estaba claro: los primeros 25 minutos fueron de Flamengo; los siguientes 20, un choque entrecortado, con mucha lucha e interrupciones.
Se fueron al entretiempo 0 a 0 y con una certeza: Flamengo había ido a Porto Alegre a conseguir, por lo menos, un gol. Un gol que le permitiera jugar el 23 de octubre, en Río, la revancha con más tranquilidad. Gremio, ante su gente, parecía que solo quería aguantar el empate en cero.
Sin embargo, Gremio salió mejor para el segundo tiempo. Se dio cuenta de que si no cambiaba su estrategia la iba a pasar mal. Lo tuvo en el amanecer, con un intento por derecha que encendió las alarmas de la visita. Pero sus llegadas no tenían peso.
A los 15, una gran jugada colectiva de Flamengo terminó en un remate de Gabriel, que se fue muy cerca. El duelo se hizo de ida y vuelta, parejo. La respuesta de Gremio fue extraordinaria: en menos de dos minutos tuvo dos situaciones claras para ponerse arriba en el marcador. Everton quedó dentro del área, de frente al arquero, definió, pero Diego Alves lo evitó. El estadio se encendió.
La confianza de ambos equipos había cambiado. Flamengo ya no tenía la frescura de la primera parte y Gremio se había despertado. Pero el fútbol es raro: en el mejor momento del local el Mengão abrió fuego. Bruno Henrique, de cabeza, puso el 1-0.
Todo volvió a ser como en el primer tiempo. Flamengo estaba mejor que nunca. Hacía correr la pelota. Y cuando estaba por terminar, llegó el empate. Fue de Pepé a dos minutos del final. La serie quedó abierta.